Es la patrona de Paraguay y su festividad se celebra cada 8 de diciembre en la ciudad de Caacupé, situada 50 kilómetros al este de Asunción. Poco más de 20.000 paraguayos viven en esta ciudad pero durante la primera semana de diciembre todo el país vuelca su mirada a la adoración a la Virgen y más de 200.000 peregrinos visitan la villa cada año.
De todas partes llegan en busca de calmar los males propios o de familiares cercanos. O simplemente para rezarle a la Virgen. Por esoCaacupé es el centro religioso de Paraguay, un lugar de gran vegetación, cerros y arroyos que colaboró activamente en los inicios de la formación nacional del Paraguay.
Caacupé es el centro religioso del Paraguay; lugar de encuentro entre la Patria y la Iglesia, porque esta bendita imagen ha acompañado todo el proceso de formación de la nacionalidad paraguaya y es la causa de la fundación de Caacupé.
Siempre se manifestó como la Madre protectora de los más humildes y recibe nombres tan variados como “Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé”, “Virgencita de Caacupé”, “Virgen de los Milagros de Caacupé”, “Inmaculada Virgen Azul”, “Patrona de Paraguay” o, sencillamente, “María de Caacupé”.
Cuenta la historia que la primera población se originó en 1600 cuando un indígena guaraní converso de los franciscanos de Tobatí estaba en las profundidades de la selva del valle Ytú en búsqueda de alimentos y leña. Rodeado por otra tribu, los Mbayaes, que era gran enemiga de los conversos, y viendo cercano su fin, tuvo la aparición de la imagen de la Virgen María, que le dijo: -Caaguy Cupe-pe (detrás de la yerba). Allí giró la cabeza el indio y vio un refugio para esconderse en un gran tronco. Así quedó largo tiempo esperando que sus atacantes siguieran de largo sin verlo, cosa que efectivamente sucedió.
El indio prometió, en su escondite, que si salía ileso de este lugar buscaría un tronco y con su madera tallaría una imagen de la Virgen, en agradecimiento. Lo hizo efectivamente una vez vuelto al convento y no sólo una, sino dos tallas realizó en honor a la Virgen: una que conservó para sí mismo y una mayor que entregó a la Iglesia de Tobatí. Nada se sabe de esta escultura, aunque presumiblemente fue destruida por las tribus enemigas.
Durante una gran inundación, se dice que el Padre Luis de Bolaños bendijo las aguas del lago de Ypacarai y en ese momento las aguas retrocedieron dejando al descubierto un pequeño maletín que contenía la pequeña imagen de la Virgen tallada por el indio. Por eso se la llamó “la Virgen de los Milagros”. El indio, por su parte, se estableció en esos mismos valles donde ocurrió el milagro junto a su familia y construyó un pequeño altarcito para la Virgen. En esos momentos ya de toda la región acudían a brindar oraciones en su honor y para 1770 ya se establece la fundación de Caacupé en ese mismo paraje.
La pequeña imagen mide solamente unos 50 cm., viste una túnica blanca y lleva sobre sus hombros un manto azul celeste, ambos bordados en hilos de oro. La Virgen está de pie sobre una esfera que se apoya en una gran media luna. María parece pisar una serpiente, alusión a los textos del Génesis y el Apocalipsis.
El 8 de diciembre es feriado nacional en Paraguay la misa principal se efectúa en la Basílica de Nuestra Señora de los Milagros, una impresionante estructura con el techo de cobre y una explanada de piedras multicolores, ubicada en el centro de la ciudad. La misa comienza tradicionalmente a las 10 de la mañana, y por amplificadores llega a todo el pueblo, que en ese momento ya está colmado de fieles. El Presidente del Paraguay, junto a varios de sus ministros, asiste por tradición a la ciudad a presenciar sus respetos.
Después de la misa comienza la procesión, de aproximadamente una hora, en la que se reza, entonan cantos e himnos y se pide la bendición a la Virgen. Con esta alegre fiesta puede decirse que comienzan las celebraciones de Navidad.
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